Este sábado nos reunimos para comer sólo cuatro personas, habitualmente somos diez, doce, así que preparé una tarta pequeña de 18 centímetros, el pastel de queso nos gusta mucho y llevaba bastante tiempo sin hacerlo. Le puse un poco de fresa para aromatizarlo y para aprovechar que estamos en temporada.
Ingredientes
Pasta quebrada
200 g harina
80 g mantequilla
1 cucharada de aceite
1 yema
1 vasito de agua fría
1 cucharadita de azúcar
1 pizca de sal
Se pone la harina en una ensaladera, se espolvorea con la sal y el azúcar y se añade la mantequilla cortada en trocitos. Se mezcla hasta que parezca serrín, se añade la yema, el aceite y el agua en tres veces, formar una bola y dejar tapada en sitio fresco.
Extender con un rodillo y forrar un molde desmontable. Pinchar el fondo con un tenedor y enfriar mientras se prepara el relleno.
200 g requesón
150 queso crema
120 g azúcar
4 huevos medianos más 1 clara.
La piel rallada de medio limón
250 g de puré de fresa
Mezclar el azúcar con los dos tipos de queso, añadir las yemas y la ralladura de limón. Incorporar las claras montadas con movimientos envolventes.
Cocer en el horno precalentado a 180º durante una hora, pinchar para ver si está hecho y dejar enfriar en el horno.
Cuando esté completamente frío, espolvorear con azúcar glas y servir.
Es un pastel tierno y jugoso, con el borde crujiente de la pasta quebrada y un toque de fresa que combina muy bien con el queso. El resto de puré de fresas, se puede servir en una jarrita aparte para acompañar.
Preparé las cantidades para un molde mayor con la idea de que sobrara un poco.
Con los recortes de pasta quebrada, los restos de crema de queso y unas fresas, hice estos pastelitos que han sido nuestro postre del domingo.