El pan girasol lo vi aquí hace unos días y enseguida me dieron ganas de hacerlo, aunque esperé hasta el domingo. He simplificado la preparación poniendo tres capas de masa en lugar de cinco, he cambiado la mantequilla por aceite de oliva y la receta es diferente, es la que uso habitualmente para hacer pan blanco.
Ingredientes
600 g de harina de fuerza
300 ml de agua templada
25 g de levadura fresca
1 cucharadita de azúcar
8 g de sal
2 cucharadas de aceite de oliva
Semillas de girasol
Aceite de oliva para pintar
Dejar en sitio templado hasta que doble el volumen. Amasar ligeramente y dividir la masa en dos partes, dividir una en otras tres y hacer bolas que se aplastan hasta formar círculos de unos 20 cm de diámetro, colocar el primero en una bandeja de horno cubierta con papel vegeta, pintar con aceite de oliva, poner encima otra y volver a pintar, la última se extiende un poco más grande y se pone encima. Se hacen cuatro cortes con un cuchillo afilado sin llegar a los bordes y los picos se doblan hacia afuera como se ve en la foto.
La otra mitad, se divide en cuatro partes, se reserva una y con las otras tres, se repite la operación, poniéndolas en el hueco que ha quedado al abrir la masa. La bola reservada se coloca en el centro.
Dejar subir otra vez, pintar la superficie del centro con agua, repartir por encima las semillas de girasol y meter en el horno precalentado a 220º durante 35 40 minutos, hasta que se dore. Enfriar en una rejilla.
El resultado es espectacular. Con estas cantidades sale un pan bastante grande, de unos 800 gramos, con una corteza crujiente y una miga tierna y esponjosa. No es difícil de preparar y menos entretenido de lo que parece.